«Esa tarde te prometí que si vos ibas a la cárcel, yo iría también…», escribió Susana Arbues en la primera de las ochenta y cuatro cartas que envió a Rodolfo Giménez Jáuregui mientras estaban presos por el crimen de Avelino Maure. Muy lejos del tinte amoroso que la frase podría presuponer, obedecía a una de las múltiples estrategias defensivas de la acusada de haber matado al esposo con la complicidad del amigo y amante. Sin embargo, para la Justicia de Mendoza, fue una prueba de cargo decisiva, una especie de confesión que los llevaría a ambos a la cárcel como condenados en 1971. Medio siglo ...